jueves, 7 de enero de 2016

Deseos para 2016

Todavía con la resaca fresca, vivita y coleando, de las navidades pasadas, me gustaría compartir con vosotros mis deseos para 2016. Ya lo sé, es ñoño, está muy manido y no aporta nada nuevo, pero para el primer post del año, no se me puede pedir más. Aquí van.

Me gustaría que nuestros queridos y, pese a algunos, variopintos políticos se pusieran de acuerdo en lo fundamental y que remendaran un país roto por la austeridad y manchado por la desigualdad. Que gobernaran pensando en sus hijos, no, en sus nietos, y no en pasado mañana. Que establecieran un plan energético que nos permitiera vivir dignamente, con nuestros recursos, nuestro bendito sol, nuestro aullante viento, el agua que nos cae del cielo, sin depender de países que siguen lapidando, ahorcando e incluso decapitando a gente que opina diferente. Que el Je suis se extienda a todas las injusticias, y no sólo a las nuestras. Que la sanidad pública siga existiendo, gratuita, universal y de calidad. Que los médicos nos atiendan sin mirar un reloj o una pantalla de ordenador. Que siga habiendo una educación pública, gratuita, de calidad, que forme ciudadanos, no trabajadores. Que los que ven los Sálvame, Gran Hermano y Mujeres y Hombres sientan curiosidad por el mundo que les rodea y cambien, al menos, de cadena. Que el cultivo de nuestros propios alimentos se convierta en algo tan deseado como las pantallas planas. Que ir en bicicleta deje de ser un deporte y se convierta también en un medio de transporte. Que los supermercados se inunden de productos ecológicos y socialmente responsables y las baldas de productos convencionales sean la excepción. Que los padres dejen de molestar a los niños con las tabletas y los móviles. Que jueguen en la calle. Que el bosque no nos deje ver las ciudades. Que la gente pueda trabajar para vivir. Que lo normal sea hablar, y no chatear. Que se prohíban los móviles en los bares. Que sea obligatorio conversar, charlar, debatir, mirando a los ojos, y no a una pantalla. Promover un día sin televisión a la semana. Y un día sin coches. Garantizar, al menos, un abrazo y un beso al día para todos los ciudadanos. Que vuelvan las estaciones a su sitio. Que el invierno sea invierno. Que el verano y la primavera no invadan todo el año. Que todos los libros que lea me obliguen a volver todas sus páginas...

Podría seguir, pero no os quiero aburrir. Ah, se me olvidaba, y que disfrutéis de estos humildes pensamientos del que suscribe. Feliz 2016. Que os sea lo más ameno posible.

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